SUPER BOWL XXXIII:
¿SE REPITE LA HISTORIA?

Dos de los mejores equipos en la liga. Uno llega como el favorito, como campeón defensor, con experiencia y talento comprobado. El otro tiene un historial de derrotas, de desilusiones y sólo un puñado de jugadores con experiencia a este nivel. No me refiero al Super Bowl XXXII celebrado el año pasado entre los Green Bay Packers y los Denver Broncos. Hablo de la edición de este año, entre Broncos y Atlanta Falcons. Si los errores de balón no se convierten en factor decisivo, podríamos ver un choque nivelado, con un desenlace en el último cuarto. O Denver repite como campeón, o Atlanta repite la historia de los Broncos, sorprendiendo al favorito de casi todos.

El Super Bowl XXXIII también será recordado como el encuentro de viejos y quizás eternos enemigos. Dan Reeves fue el director técnico de los Broncos desde 1981 hasta 1992. En su tercer año, cayó en sus manos un talentoso e impetuoso mariscal llamado John Elway. Al año siguiente, Reeves contrata a un joven entrenador de la universidad de la Florida, Mike Shanahan, precisamente para que entrenara a un jugador con el cual Reeves nunca estableció una relación productiva.

Elway reclamaba que la filosofía conservadora de Reeves no solo lo obligaba a rescatar a los Broncos en los ya legendarios resurgimientos, sino que limitaba sus estadísticas personales. En 1991, descarga sus frustraciones en una entrevista en la columna de Dick Connor en el Denver Post. Reeves piensa que la relación Elway-Shanahan es demasiado estrecha. Reeves tilda a Shanahan de ‘insubordinado’, admitiendo que no tenía pruebas contundentes, y lo despide ese mismo año. Eventualmente, cuando el equipo terminó con registro de 8 y 8 en 1992, el dueño Pat Bowlen, despidió a Reeves.

Hay mala sangre entre Bowlen, Shanahan y Elway en un costado y Dan Reeves en el otro. Los jugadores no entienden esta animosidad como sus protagonistas. Pero la sentirán, al intentar darle a sus técnicos una victoria que les permita vengarse contra su enemigo. Los Broncos tienen el incentivo adicional que este podría ser el último partido de John Elway. A fin de cuentas, así se recordará el Super Bowl XXXIII.

Los campeones defensores traen al Rey Corredor, Terrell Davis, el cuarto jugador en la historia en superar las 2,000 yardas por tierra en una campaña. El arsenal de Denver continua con dos receptores de más de 1,000 yardas (Ed McCaffrey y Rod Smith) y una ofensiva que es la tercera más productiva en la liga, en cuanto a yardas por jugada (tras los Vikings y 49ers). Su defensiva vuelve a sorprender, terminando el año como la tercera mejor contra la corrida. Trae a un equipo veterano—18 de 53 jugadores tienen 30 años o más—que no ha cambiado mucho de la escuadra ganadora del año pasado. Es un equipo cuya tradición de excelencia bajo Mike Shanahan bordea en la creación de una nueva dinastía en la NFL.

Atlanta aterriza en Miami con la cuarta mejor ofensiva en la NFL, basada en un macizo juego terrestre (6to mejor en la liga) y el control de balón (1ros en la NFL). Su defensiva ha sido consistentemente subestimada, pero contra la corrida, solo los Chargers permitieron menos yardas. Nadie se destaca particularmente en este equipo, pero ha ganado 22 de sus últimos 26 partidos, incluyendo los últimos 11 en línea y fueron capaces de vencer a los Vikings en el Metrodome.

Lo que hace de este clásico un partido tan interesante es que las fortalezas de ambos equipos se cancelan. Algo tendrá que ceder. El margen ganador (salve los errores de balón) puede ser provisto por una jugada de los cuadros especiales, o una decisión acertada o equivocada de parte de uno de los técnicos. Analicemos, pues, lo que podría presentar cada bando.

CUANDO DENVER POSEA EL BALÓN: Denver utilizará su veterana línea ofensiva primordialmente para desatar a ‘TD’. Los integrantes de la línea de Denver promedian 131 kg/288 lbs. de peso, liviano para la NFL. Pero Alex Gibbs entrena a sus muchachos para que ‘sellen’ a la mitad derecha de la línea defensiva por solo instantes, abriéndole paso a Davis, quien corre predominantemente hacia su derecha. La línea permitió solo 25 capturas de mariscal, 10 menos que las del año pasado, aún sin Gary Zimmerman y Brian Habib. Podría ser mejor que la del año pasado, debido a la extraordinaria labor de Gibbs.

Atlanta contrarrestará con una línea defensiva igualmente liviana 126 kg/278 lbs. y muy disciplinada. El coordinador de la defensiva Falcon, Rich Brooks, cree en asignarle a cada jugador defensivo un solo ‘carril’ ("one gap") como responsabilidad. Estos pasillos de territorio tienen que ser defendidos con disciplina: el defensa tiene que mantenerse en su área y no perseguir el balón con desenfreno. El resultado de este grupo es una línea defensiva, compuesta por LE Lester Archambeau, LT Travis Hall, RT Shane Dronett y RE Chuck Smith, que ha permitido solo tres acarreos de 20+ yardas. Davis tuvo una docena de acarreos que recorrieron esa distancia. Atlanta ha permitido que un solo corredor supere las 100 yardas en un partido (Curtis Martin, sétima semana-101 yardas) en sus últimos 26 encuentros. En dos partidos contra los Chargers, Davis sumó 147 yardas (3.25 yardas/acarreo), pero en los dos partidos esta post-temporada ha sumado 366 yardas y 3 touchdowns. Algo cederá.

El corredor de fuerza de Denver Howard Griffith es usualmente la punta de lanza. Davis lo sigue hasta la línea de golpeo, luego corta en dirección contraria. Pero los Broncos lo utilizarán como señuelo, como corredor y como receptor, para confundir totalmente a la defensiva de Atlanta. Le corresponderá a la línea defensiva y a los apoyadores (Cornelius Bennett, Jessie Tuggle tuvieron 120 y 113 tackles, respectivamente).

La prioridad de Atlanta será frenar a Davis, pero ahí no termina la ofensiva de Denver. El receptor Bronco Ed McCaffrey será marcado primordialmente por Ray Buchanan, un duelo digno de ser observado de cerca. La asignación principal de Ronnie Bradford Rod Smith. El problema de los Falcons se produce cuando los Broncos coloquen 4 y hasta 5 receptores en la alineación. Michael Booker entrará como secundario en situaciones ‘nickel’ y Randy Fuller como ‘dime’. En ese momento, la gran interrogante será, ¿quién cubre a Shannon ‘Bocaza’ Sharpe? Los miembros de la secundaria no tienen la corpulencia y Cornelius Bennett no tiene la rapidez. Denver buscará a sus receptores espigados, McCaffrey y Sharpe, con frecuencia.

John Elway considera el retiro porque no es el mismo de antes. Pero le queda suficiente combustible en el tanque como para mantener a su ofensiva comola sexta en la historia de la NFL en sobrepasar los 500 puntos en una campaña. Dan Reeves buscará frenar a Davis inicialmente: obligándo a su némesis, Elway, a vencerle. Es como el duelo al mediodía en las calles de un polvoriento pueblo en el Viejo Oeste estadounidense. Las estadísticas de Elway en la post-temporada han sido francamente decepcionantes, pero consiguió frente a los Jets, su sétimo resurgimiento en post-temporada para los Broncos. Elway correrá juiciosamente, sobre todo en la zona roja y en situaciones de primero y gol.

Atlanta no ha tenido la tendencia de utilizar mucho las jugadas de carga. El año pasado establecieron marca de franquicia con 55 capturas de mariscal. Esta temporada, el total descendió a sólo 38, como resultado de la filosofía del ‘one gap’. No les extrañe si los Falcons no intentan más cargas de lo usual, sobre todo si pasan al frente en el marcador. Para los Broncos, sería una táctica inesperada. Sin embargo, Atlanta encabezó la NFL en cortes de balón con 44. Dan Reeves creee en el juego físico y sus pupilos reflejan esa filosofía.

CUANDO ATLANTA POSEA EL BALÓN: Fue Dan Reeves el que contrató al QB Chris Chandler, cuando éste era un subestimado mariscal con los Oilers. Reeves pensó que en Chandler tendría un mariscal con el potencial de llegar al Super Bowl. El potencial comenzó a concretarse durante la segunda mitad de la temporada pasada. Desde entonces, Chandler ha lanzado 37 touchdowns y 15 intercepciones. Este año, Chris obtuvo el mejor índice de mariscal en el último cuarto—121. Posee la condiciones de un mariscal de primera: brazo, decisiones instantáneas y acertadas, sexto sentido en el bolsillo protector y la malicia de un veterano. Contra Minnesota, consiguió cuatro procedimientos ilegales contra la defensiva Viking, con su cadencia—¡en casa ajena!

A Chandler lo protege un quinteto de desconocidos. Bob Whitfield ha titularizado como tackle izquierdo por 96 partidos consecutivos. El guardia izquierdo Calvin Collins terminó su segundo año en la liga. El centro Robbie Tobeck fue sobresaliente todo este año. El guardia derecho Gene Williams es uno de solo 15 Falcons que Dan Reeves retuvo. Y el novato RT Ephraim Salaam tendrá que ganar su duelo contra Neil Smith y Alfred Williams. Esta línea permitió 53 capturas este año—una menos que el año pasado y encabezó la liga en salidas falsas. Claramente, Denver buscará abrumar a esta línea con RDE Maa Tanuvasa, LDT Keith Traylor y RDT Trevor Pryce. Específicamente, buscarán producir cortes de balón.

La línea defensiva de Denver utilizará la jugada de carga como lo hizo contra Green Bay en el Super Bowl XXXIII: no será lo mucho sino lo seguido y parejo. EL coordinador de la defenisva Greg Robinson ha sido criticado, pero los Broncos han permitido solo 83 yardas por tierra de sus últimos cuatro oponentes—combinados.

Chandler no hubiera conseguido sus estadísticas sin la presencia del RB Jamal Anderson. Anderson estableció una marca de la NFL con 410 acarreos. Sumó 1846 yardas—sólo 162 menos que Davis. Es un corredor potente, con muslos y trasero pesados. Para colmo, puede hacer esquivar a la secundaria contraria y si es necesario, baja el hombro y barre el campo. Extraña al corredor fuerte Bob Christian, quien se lesionó la rodilla en la decimoquinta semana de la temporada regular. Sin él, Anderson no es el mismo, pero sigue siendo capaz de dominar un partido. Terminó en tercer lugar en su equipo con 27 recepciones. Su durabilidad impresiona: ningún otro corredor acumuló más acarreos (127) y yardas (616) que Anderson en últimos cuartos este año.

La sombra de Jamal será Bill Romanowski, quien continúa desafiando el paso de los años, acumulando 11 atajadas en la final de conferencia contra los Jets. Su responsabilidad será cubrir a Anderson en intentos obvios de corrida y al ala cerrada, en situaciones de pase. John Mobley es el clásico apoyador de Denver: es relativamente pequeño y liviano, pero muy veloz y agresivo.

Los receptores de Atlanta son menos versátiles y renombrados que los de Denver, pero su engranaje con Chandler los convierten en armas peligrosas. Tony Martin es veloz y estira la defensiva contraria, pero como hizo cuando jugaba con San Diego en el Super Bowl XIX en Miami, deja caer pases en la zona de anotación. El pase tiene que acercarse a Martin en un ángulo y velocidad aproximada para que éste lo atrape sin mayor incidente. Las estadísticas de Martin (66-1181 17.9 y 6TD) son casi idénticas a las de Terance Mathis (64-1136 17.8 11TD), pero Mathis es el tipo de receptor que explota las costuras de las defensivas contrarias y consigue muchas yardas después de atrapar el balón. O.J Santiago a veces pierde su concentración, pero fue facto en su segundo año en la liga con 5 pases anotadores y 27 recepciones. Denver expone el medio de su defensiva. Santiago tiene más habilidad atlética que Romanowski, pero Romo tiene más maña. Otro duelo digno de observar.

La secundaria de Denver es su talón de Aquiles. Cuando una ofensiva como la de Denver obliga al contrario a mantenerse al paso y cuando la defensiva sella la corrida, a la ofensiva contraria no le queda más remedio que pasar. Por esas razones, Denver presenta la 26ta peor defensiva contra el pase en la NFL. Sin embargo, el CB Ray Crockett, y los S Steve Atwater y Tyrone Braxton ya no cubren el espacio de antes al perder velocidad. Chandler y los receptores de Atlanta tendrán que agresivamente retarlos, desde el comienzo del partido, quizás también con cuadros de 4 y 5 receptores.

CUADROS ESPECIALES: Denver presenta dos excelentes retornadores. En Darrien "El Comisionado" Gordon, los Broncos tienen el mejor retornador de despejes de todos los tiempos, aunque su promedio de 11 yardas por devolución no solo se encuentra por debajo del promedio en su carrera, es el 11mo mejor en el ’98 en la NFL. Vaughn Hebron devolvió una patada inicial 95 yardas hasta la anotación y terminó quinto en la liga. La cobertura de patadas iniciales de Atlanta fue la sétima mejor en la liga. Dan Stryzinski no tiene mucha potencia en sus piernas. Su promedio de yardas brutas de 40 yardas fue el peor en la liga. Pero los Falcons fueron el 13er mejor equipo en cobertura de despejes en la liga y permitieron solo 112 yardas en retornos.

Jason Elam está por fallar su primer gol de campo en post-temporada en su carrera y el año pasado consiguió el segundo gol de campo más largo (51 yardas) en la historia de la final de liga. El despejador Tom Rouen se beneficia de la altura en Mile High. Cuando patea al nivel del mar es otro. Promedia cinco yardas menos en sus patadas y le desviaron un depeje el año pasado en la post-temporada. Rouen vió una patada desviada por los Jets en la final de conferencia y un saque errático por poco lo cuesta aún más a su equipo. El novato Tim Dwight es uno de los jugadores más rápidos en el terreno, pero no tiene movimiento lateral alguno. El resultado: impresiona retornando patadas iniciales (cuando tiene espacio para calentar los motores) pero desalienta devolviendo despejes (donde la cobertura se le encima). Dwight es un enigma. Reeves lo utilizará también en jugadas de laboratorio.

FACTORES INTANGIBLES: Mike Shanahan se prepara minuciosamente, en un esfuerzo constante por controlar su medio ambiente. Diez días antes del Super Bowl, había seleccionado las primeras 15 jugadas ofensivas de Denver. Dan Reeves presenta un plan de ataque predecible, sin elegancia, que depende de la ejecutoria de sus jugadores. Reeves comete errores tácticos, a veces para contrarrestar su reputación como un técnico poco atrevido. Para Reeves, controlar el balón y como mínimo, estar a 7 puntos del contrario, es imprescindible. Solo 4 de sus jugadores tienen experiencia previa en un Super Bowl, vs. 39 para Denver. Los Broncos ya han implantado su plan de ataque—Atlanta lo impondrá esta semana.

Denver arriba a este partido como el favorito. Sus jugadores llegan a este partido asumiendo que se merecían esta oportunidad. La confianza de los Broncos comienza a llegar a niveles excesivos. Por su parte, la palabra que utilizan los Falcons para describir al equipo es ‘hambriento’. Sin duda alguna, esta joven escuadra se deslumbrará ante lo que verá en Miami.

John Elway quiere retirarse ganando su último partido con un segundo campeonato consecutivo. Mike Shanahan quiere lo propio, con el incentivo adicional de vencer al hombre que—según Shanahan—lo despidió sin justificación. Reeves quiere obtener su primera victoria en Super Bowl en cuarto intento—para validar su carrera frente a sus fracasos en Denver y al mando de los New York Giants.

La ofensiva de Denver no es fácil de frenar, pero si un equipo tiene el personal y el esquema para hacerlo, creo que es el de Atlanta. Los Falcons eliminaron a dos potentes equipos con ofensivas californianas: los 49ers y los Vikings. Denver les presenta el reto adicional de un Terrell Davis, que es el candidato popular a repetir como Jugador Más Valioso. De no haber errores de balón, el Super Bowl XXXIII será un verdadero clásico.

Dan Reeves padeció un cuadruple puente coronario en diciembre. Desde entonces, se ha convertido en un hombre más redondeado, más humano y su equipo lo ha apoyado incondicionalmente. Denver tiene las de ganar, pero con un pequeño error, será Dan Reeves el que le baile el Dirty Bird a los Broncos en Miami.

 

Álvaro Martín narra football americano en español para la cadena ABC en los Estados Unidos.



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